El adagio “Roma, non basta una vita” tiene esa cualidad de lo exagerado con la que construimos los tópicos para evidenciar aquello que nos resulta superlativo. En el caso de Roma lo superlativo se impone nada más plantar los pies en ella, cuando el viajero trata de abarcar mínimamente el cúmulo artístico, arqueológico, antropológico e histórico de la “Ciudad Eterna”. ¡Vaya!, otro tópico de horizontes aún más amplios que la propia vida.

Roma es la ciudad más monumental de Europa. Su pasado se hunde en lo legendario, en los gemelos alimentados por la Luperca, su presente es el bullir de la capital de un estado moderno. Pero antes lo fue de un imperio, y después de unos príncipes que en vez de trono usaban una cátedra, la de San Pedro. Una capital política y espiritual que necesitó de los mejores talentos para expresar sus dualidades contradictorias: Roma pagana y cristiana, Roma temporal y eterna, Roma antigua y moderna. El sustrato acumulado es tan denso que abruma.

Les proponemos un recorrido de cuatro días para desmontar lo básico de este conglomerado. Queremos reconstruir el proceso, acercarnos progresivamente al resultado final: cada día una época y de cada època sus grandes hitos. Nuestro objetivo es comprender su herencia, su evolución y el enorme potencial renovador y creativo que lo alentó por siglos; tratar de entender, básicamente, Roma, la "vecchia Roma".

Equipo Vademente