La idea de la convivencia intercultural en el Toledo medieval se ha convertido en un tópico moderno, otorgándole el sonoro título de “ciudad de las tres culturas”. Este ideal arcádico no fue privativo de Toledo, muchos territorios hispanos o del Mediterráneo fueron espacios si no de convivencia al menos sí de coexistencia. Una coexistencia que mientras duró tuvo que ser organizada para evitar fricciones, sectorizando las ciudades en núcleos que separasen a cada grupo. Toledo es aún un magnífico ejemplo de ciudad organizada para la coexistencia.
Bajo el dominio del grupo dominante de turno, las minorías fueron agrupadas en barrios específicos: mozarabías, juderías o morerías. En el Toledo actual estos sectores permanecen en lo esencial, reconocibles aún en sus callejuelas y adarves, sus sinagogas, mezquitas o parroquias mozárabes. Son barrios en la periferia de los recorridos convencionales, que ofrecen una visión refrescada del Toledo histórico y más real por que aún vive, aún suena a vecindario, a espacios habitados.
Les proponemos un recorrido excéntrico, de los que busca el viajero curioso. Lugares donde permanece la huella de los otros, de la historia contada por otras miradas. Escondite de monumentos poco fotografiados, testigos de un pasado complejo, ambiguo, cuando los lazos que unen a las culturas aportaban más que las espadas que los cortaron. Convivir o coexistir fue sólo el matiz, la ciudad, aunque repartida, era un espacio común de intercambio, el crisol de una identidad que fundamentó la esencia diferencial de lo hispano en el contexto de Europa.
Equipo Vademente
VISITAS CULTURALES DE UN DÍA
Toledo entre culturas, el crisol hispano
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