Las órdenes militares españolas jugaron un importante rol en la repoblación y administración de los territorios conquistados de la Meseta Sur. Desde luego que ganaron en batalla, apoyando a sus monarcas, buena parte de esos territorios, pero pasadas las guerras terminaron por convertirse en influyentes agentes políticos. A tanto llegó el ascendente de sus maestres que Isabel la Católica cortó por lo sano y nombró al rey gran maestre de todas ellas, título que aún ostentan los monarcas españoles.
Uno de los territorios donde la Orden de Santiago, la más poderosa de todas, asentó parte de sus señoríos y su casa matriz fueron las tierras comprendidas entre el Tajo, la Mesa de Ocaña y La Mancha conquense. Desde luego que estos caballeros tenían posesiones en todos los reinos de la monarquía, incluso en Portugal, pero fue decisión de Fernando III “el Santo”, tras unificar las coronas leonesa y castellana, que fuera Uclés la sede principal en detrimento de San Marcos de León. Desde Yepes, posesión de los arzobispos de Toledo, hasta el Reino de Murcia, sus posesiones se extendían ininterrumpidamente.
Aunque el monasterio de Uclés aún nos demuestra con su monumentalidad que fue la caput ordinis, será Ocaña la población más importante de esta encomienda. Frente al aspecto roquero y castrense del monasterio, Ocaña se ofrece como una rica villa burguesa y nobiliaria que, aunque algo mermada en su patrimonio, aún guarda obras de gran importancia. Les proponemos descubrir este interesante territorio santiaguista, que une a sus valores históricos y artísticos un interés geográfico y cultural específico por su configuración geológica.
Equipo Vademente
VISITAS CULTURALES DE UN DÍA
La poderosa Orden, señoríos de Santiago
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