La catedral de Toledo es la más importante de España, no por su patrimonio artístico, pues en ese caso sería una de las más importantes del mundo, sino por su condición de Sede Primada. Esta catedral, plantada en el centro de la ciudad, resume todos los tópicos que han hecho de Toledo la capital esencial de lo hispano. Pero en una ciudad con tantos estratos acumulados, es difícil descubrir su materia primordial. Sin embargo en torno a ella, en un territorio inmediato y equidistante, podemos encontrar los restos de esas esencias básicas. Les proponemos caminar desde fuera hacia dentro, por caminos cruzados por gentes y culturas que se superpusieron y nos permitirá comprender más de esta “insigne fábrica”, de la catedral de Toledo.

 

Cuando Hispania aún se debatía entre el paganismo y el cristianismo, por estos lares se cruzaron los pasos de los primeros evangelizadores y de emperadores decididos a la conversión. El magnífico conjunto arqueológico de Carranque nos permite trasladarnos a estos tiempos ambiguos entre el ocaso y un nuevo amanecer. Terminado el capítulo de Roma, el Reino Visigodo, aún a caballo entre la ortodoxia y la heterodoxia cristiana, construyó una primera realidad “nacional” que servirá de referente a la posterior España tras la fractura de la invasión musulmana. De aquellos tiempos en los que en los concilios toledanos debatían los Padres de la Iglesia hispana, descubriremos el testimonio en el monumental cenobio de Santa María de Melque.

 

Con la mochila llena nos adentramos con tiempo suficiente para admirar y comprender la catedral toledana. No hacen falta más excusas para entrar en la ciudad, sólo este inmenso cúmulo de arte, historia y pensamiento que ahora se nos ofrece como el fruto de muchos caminos cruzados.

 

Equipo Vademente