Antequera, encrucijada de caminos entre Sevilla, Córdoba, Granada y Málaga, ha sido tradicionalmente denominada “el corazón de Andalucía”. Su fama histórica está asociada a los tiempos de la reconquista, cuando el infante don Fernando, a la sazón regente del sur del reino castellano, la tomó a los granadinos en 1410. Aquella hazaña dio sobrenombre al infante, llamado “el de Antequera”, y acuñó la famosa expresión “que salga el sol por Antequera”, que viene a ser jugárselo todo a la desesperada pero con determinación. La misma que el infante castellano tuvo dos años después cuando logró el reconocimiento en Caspe como rey de Aragón.
Antequera es tierra vieja, eso parece significar su nombre y eso atestiguan los restos pétreos de su pasado. En la historia, el conjunto megalítico de Antequera es uno de los más importantes de Europa. En la geología, el complejo kárstico de El Torcal muestra los sedimentos calizos de los fondos marinos del Jurásico elevados por el plegamiento Alpino. Si el territorio estuvo poblado desde antiguo, fue tras la conquista cristiana cuando Antequera comenzó a acumular un patrimonio artístico excepcionalmente rico entre los siglos XV XVI y XVIII. El castillo, sus dos colegiatas, palacios y conventos son los testigos de un pasado espléndido y bien conservado.
Desde las profundas oquedades artificiales de los dólmenes de Menga o Viera, cuyas bocas se abren a la Peña de los Enamorados, hasta las crestas quebradas de El Torcal, este corazón andaluz parece petrificado, áspero, excepto cuando reparamos en las filigranas mudéjares, góticas, renacientes y barrocas de sus iglesias, conventos y palacios.
Equipo Vademente
ITINERARIOS CULTURALES DE FIN DE SEMANA
Antequera, el corazón de piedra
RELLENE EL FORMULARIO SI DESEA MÁS INFORMACIÓN


